La relación entre el metabolismo microbiano intestinal y la salud mental es uno de los temas más intrigantes y controvertidos en la investigación de microbiomas. La comunicación bidireccional microbiota-intestino-cerebro se ha explorado principalmente en modelos animales, con la investigación humana a la zaga.
Los estudios de metagenómica a gran escala podrían facilitar el proceso de traducción, pero su interpretación se ve obstaculizada por la falta de bases de datos y herramientas de referencia dedicadas para estudiar el potencial neuroactivo microbiano.
Examinando una gran cohorte de población de microbiomas (Proyecto de flora del intestino flamenco, n = 1,054) con validación en conjuntos de datos independientes (n total = 1,070), se ha estudiado cómo las características de los microbiomas se correlacionan con la calidad de vida del huésped y la depresión.
Imagen de Steve Buissinne en Pixabay
Las bacterias productoras de butirato Faecalibacterium y Coprococcus se asociaron sistemáticamente con indicadores de mayor calidad de vida. Éstas, junto a Dialister y Coprococcus spp., se vieron depleccionadas en la depresión, incluso después de corregir los efectos de confusión de los antidepresivos.
Utilizando un marco analítico basado en módulos, reunimos un catálogo de potencial neuroactivo de procariotas intestinales secuenciadas. El análisis del módulo intestinal de los metagenomas fecales identificó el potencial de síntesis microbiana del ácido 3,4-dihidroxifenilacético del metabolito de la dopamina como una correlación positiva con la calidad de vida mental e indicó un papel potencial de la producción de ácido γ-aminobutírico en la depresión.
Estos resultados proporcionan evidencia a escala poblacional de los vínculos de los microbiomas con la salud mental, al tiempo que enfatizan sobre la importancia de la confusión.