El uso de aplicaciones de salud mental se está expandiendo rápidamente, pero si bien son herramientas prometedoras, muchas no son efectivas para reducir los síntomas, no ofrecen intervenciones basadas en evidencia, y potencialmente comprometen la privacidad de los pacientes.
En la revisión realizada en este trabajo se pretende ayudar profesionales y pacientes a través del proceso de identificación de aplicaciones y evaluación de dimensiones como la privacidad y la seguridad, la credibilidad y la experiencia del usuario.
Las aplicaciones específicas, destinadas a varias áreas problemáticas, parecen tener una evaluación relativamente más científica en el panorama actual de aplicaciones, incluyendo el trastorno de estrés postraumático, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
Otras áreas, como los trastornos alimentarios, no solo carecen de evaluación, sino que contienen un subconjunto significativo de aplicaciones que brindan consejos potencialmente dañinos.
Imagen de Natasha Spenser en Pixabay
En general, las personas que buscan aplicaciones de salud mental probablemente encontrarán fortalezas, como componentes de seguimiento de síntomas y psico-educación, mientras que encontrarán debilidades comunes, como una configuración de privacidad insuficiente y poca integración de técnicas con respaldo empírico.
Si bien las aplicaciones de salud mental pueden ser más prometedoras que nunca, existen barreras significativas para encontrar aplicaciones funcionales, utilizables y efectivas para profesionales de la salud y pacientes por igual.
https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs40501-018-0154-0