Los estudios en animales y humanos han demostrado que tanto los eventos traumáticos de la vida temprana como los episodios de estrés continuado, afectan el neurodesarrollo, sin embargo, aún no está claro si influyen en la capacidad normativa de los adolescentes y en neuromaduracion de haces neuronales.

El presente estudio valoró los efectos del estrés en dos tramos de la vida: la vida temprana (edad 0-5) y la adolescencia (14-17 años) estudiando el volumen de materia gris (VMG) de adolescentes sanos (n = 37). El tiempo y el tipo de estresor se relacionaron con los cambios diferenciales en el VMG. Los eventos estresantes personales más tempranos se asociaron con mayores reducciones del desarrollo en VMG sobre la corteza prefrontal anterior, la amígdala y otras regiones subcorticales; mientras que el estrés continuado del entorno social de los adolescentes se relacionó con reducciones más pequeñas sobre la corteza orbitofrontal y la corteza cingulada anterior.

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Estos hallazgos sugieren que el estrés en la vida temprana acelera el desarrollo puberal, mientras que un ambiente social adolescente adverso altera la maduración cerebral con implicaciones potenciales para la salud mental: la maduración cingulada anterior retardada se asoció con más rasgos antisociales, un precursor juvenil de la psicopatía.

https://www.nature.com/articles/s41598-018-27439-5