Los sonámbulos salen de su cama, caminan por la casa con los ojos abiertos, la mirada perdida, y son capaces incluso de sortear los obstáculos que se presentan a su paso. También pueden realizar acciones mucho más complejas como conducir un coche o cocinar.
Al día siguiente… no se acuerdan de nada. Una experta en sueño nos desgrana en profundidad este trastorno y sus consecuencias Si te han contado que hablas mientras duermes o conoces a alguien que lo haga, estás ante un caso de somniloquía.
Si te has despertado sentado o has visto a tu compañero de habitación incorporado en la cama con cara de pánico en mitad de la noche es posible que haya tenido un despertar confusional o un terror nocturno.
Si ya damos “un paso más” y resulta que el afectado sale de su cama y realiza acciones dormido… ya has vivido un caso de sonambulismo.
Así lo explica Marian Martínez, miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES) y coordinadora de la sección neurofisiológica de la unidad de Trastornos del Sueño y Ventilación del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.
La experta define el sonambulismo como un trastorno del sueño que se incluye dentro del grupo de las parasomnias y, en particular, en aquellas pertenecientes al sueño NO-REM N3.
“El sonambulismo también se encuentra en el subgrupo del trastorno del despertar”, matiza.
Causas del sonambulismo
Los trastornos del despertar y el sonambulismo en concreto son muy característicos en niños de 3 a 13 años aproximadamente.
Los expertos en sueño como Martínez, lo que más observan en sus consultas son trastornos del sueño benignos que desaparecen de forma espontánea en unos años.
La experta subraya que las causas por las que ocurre este trastorno aún no están claras pero se ha apreciado “una cierta disociación en la activación de ciertas áreas cerebrales; hay unas que están deshinibidas y otras totalmente inactivas”.
Entre alguna de las causas asociadas se encuentra lagenética: “La probabilidad de que un niño sea sonámbulo puede llegar hasta el 45% si uno de los padres lo es y puede superar el 60% si lo sufren los dos”.
No obstante, siempre tienen que sumarse una serie de factores precipitantes o perpetuantes como:
- Estrés vital alto
- Deuda de sueño
- Privación crónica de sueño
- Apneas
- Conflictos
Anécdotas
La facultativa relata las anécdotas que más le han llamado la atención desde que lleva tratando a sonámbulos. Para ello hace una distinción entre los niños y adultos que han pasado por su consulta con este trastorno:
1. Niños
Algunos de los episodios en niños que más le han asombrado a la experta han sido los que salían de casa, los intentaban tirarse por la ventana o los aparecían dormidos todos los días dentro de la bañera arropados con una manta.
Para evitar grandes peligros, Martínez, recomienda que se cierren bien las ventanas y las puertas, que los pequeños duerman en las plantas bajas de la casa y que se instalen barreras en las escaleras para que no se caigan tan fácilmente.
2. Adultos
La experta en sueño una vez tuvo un paciente que le contó que estuvo desnudo en su portal durante una noche y se enteró al día siguiente gracias -o por desgracia- a un vecino.
Otro vez llegó a su consulta un padre que le contó que había salido a la calle a dar vueltas con su hijo metido en el cochecito.
Además también se ha encontrado con casos de sonámbulos -otro subgrupo dentro del sonambulismo- que se levantan a cocinar y a comer mezclando alimentos de forma inusual: “Tuve una paciente que se comía bocadillos de lentejas por las noches”.
Estos sonámbulos, asegura, se dan cuenta a la mañana siguiente al encontrarse los restos de comida en la cocina o en su propia cama.
Cómo actuar con el sonámbulo
Si vivimos con una persona que tiene episodios de sonambulismo de una forma muy repetida, hay que tomar medidas.
El número de episodios puede aparecer “una vez en la vida, una vez cada ciertos meses o entre 4 y 5 veces cada noche”.
Cuando el afectado se trata de un niño los padres suelen preocuparse bastante pero al llegar a consulta se tranquilizan al conocer que no es un trastorno tan complicado.
Para los expertos en sueño es esencial el testimonio del paciente para detectar la causa por la que se levantan dormidos de su cama y realizan acciones como las descritas anteriormente.
“Normalmente hablan de un escenario simple sin una trama compleja, imágenes o situaciones que les dan miedo”, detalla Martínez.
La otra técnica, es el estudio del sueñoaunque suele ser “poco fructífero” porque es complicado que ocurra el episodio justo la noche que pasa el afectado en el hospital. Los estudios del sueño capturan los episodios mediante una serie de electrodos que miden la actividad cerebral y la fase del sueño en la que ocurre.
La experta señala que “hay ocasiones en las que el sonámbulo – sobre todo si es adulto- puede llegar incluso a ser agresivo con la persona que se encuentra en su camino”. La mejor forma de actuar con los sonámbulos no es despertarles sino reconducirles hasta su cama porque normalmente al día siguiente ni siquiera recuerdan nada.
Además, para evitar este trastorno hay que respetar los horarios de sueño y alejarse del estrés.
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