La falta de ejercicio físico acelera el deterioro cerebral a partir de los 50 años
El ejercicio físico es, sin ninguna duda, bueno para nuestro organismo. O lo que es lo mismo, para todos nuestros órganos, incluido el cerebro. Y es que el sedentarismo no solo puede disminuir nuestra capacidad cognitiva al aumentar el riesgo de arteriosclerosis cerebral y, por tanto, de demencia. También es una cuestión de tamaño. De hecho, como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (EE.UU.), las personas en baja forma física en la mediana edad tienen cerebros de menor tamaño al cabo de un par de décadas.
Como explica Nicole Spartano, directora de esta investigación publicada en la revista «Neurology», «nuestros resultados muestran una correlación directa entre la baja forma física y el volumen del cerebro al cabo de unas décadas, lo que indica la presencia de un envejecimiento cerebral acelerado».
In corpore sano
Para llevar a cabo el estudio, un total de 1.583 adultos participantes en el Estudio de Framingham fueron sometidos a una prueba de esfuerzo. La edad promedio de los participantes fue de 40 años, y ninguno padecía enfermedad cardiovascular o demencia. Finalmente, y una vez transcurridos 20 años, los investigadores analizaron los cerebros de los participantes por medio de técnicas de resonancia magnética.
La capacidad promedio de ejercicio –esto es, el volumen máximo de oxígeno que el cuerpo es capaz de utilizar durante un minuto– promedio de los participantes se estableció en 39 mL/kg/min. Y de acuerdo con los resultados, cada disminución de 8 unidades en esta capacidad se asoció al cabo de los 20 años con un menor volumen cerebral, siendo este menor tamaño equivalente al que se produce con dos años de envejecimiento cerebral acelerado.
Es más: aquellas personas que tuvieron una mayor frecuencia cardíaca –es decir, un mayor número de latidos por minuto– y una mayor elevación de la presión arterial durante la prueba de esfuerzo fueron más propensas a tener los cerebros de menor volumen tras 20 años. Y es que, como recuerda Nicole Spartano, «comparadas frente a aquellas en mejor forma y ante la realización de ejercicio físico de baja intensidad, las personas con baja forma física suelen tener una presión sanguínea más alta y una frecuencia cardiaca mayor».
Estudio observacional
En definitiva, ¿puede concluirse que, además de incrementar nuestro riesgo cardiovascular, la ausencia continuada de ejercicio físico acaba reduciendo nuestro cerebro? Solamente en teoría. «El nuestro es un estudio observacional. Por tanto, no prueba directamente que una baja forma física ocasione una pérdida del volumen cerebral. Solo demuestra la existencia de una asociación», concluye Spartano.
http://www.abc.es/salud/habitos-vida-saludable/abci-sedentarismo-envejece-cerebro-201602102328_noticia.html=